Postales de mayo: ¿sólo 30 años?

Postales de mayo: ¿sólo 30 años? 
Por Ximena Cabral *

La declaración de Menéndez y su teoría de las infiltraciones y el belicismo, contrasta con la empiria. Ese mismo día, muere Rigatuso el “delator de estudiantes” y las Abuelas recuperan una de sus nietas. Mientras tanto, la prensa argentina se atraganta con fotos y escenas del conflicto denominado “del campo”. Diferentes postales de una misma jornada.

Miércoles 28 de mayo de 2008. Luciano Benjamín Menéndez en su segundo día como acusado, declara. La crueldad con que justifica el asesinato, desaparición y tortura dentro de lo que llama guerra contra la subversión, inmoviliza. Ese discurso, al igual que en los ’70, que en los ’80 y cada vez que hizo pública su voz, Menéndez lo vuelve a poner allí. Sin vergüenza y con ademán de orgullo. 
Miércoles 28. Laura Ruiz Dameri recupera su identidad. La organización de Abuelas de Plaza de Mayo, encuentra otra de las nietas nacidas en cautiverio. Es la nieta número 90. Faltan alrededor de 400. Nació en agosto de 1980 durante el cautiverio de su madre en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Laura fue apropiada por el ex prefecto Antonio Azic. 

28 de mayo. Murió a los 84 años Tránsito Rigatuso. El ex rector del Manuel Belgrano operó como “delator” en relación a los trece estudiantes y egresados desaparecidos. “Las listas existieron, fueron confeccionadas por Rigatuso y llegaron a las fuerzas de seguridad”, señalaba ya en el 2002 el fallo del Juez Druetta.
Mayo de 2008. Titulares y micrófonos saturados por las voces de las entidades del campo que en un juego de “versus” se polarizan con la postura del gobierno nacional y seguidores –piqueteros peronistas y la línea k dentro del PJ-. La política de la confrontación, de la obturación de imágenes y referentes impide poder determinar la variedad y características de los actores presentes, de los que quedan fuera y del “qué” se está discutiendo en un escenario público donde “política” se connota de formas cínicas y mezquinas.
A través de estas postales, las preguntas se multiplican: ¿Porqué se exhiben estas situaciones como carentes de tiempos y geografías?, ¿Cómo interpretar, leer estas imágenes sin anclarlo en la historia política de la Argentina?. Pareciera que más allá de alguna buena columna o análisis mas exhaustivos, las primeras planas muestran la incapacidad –o la decisión política- para no dimensionar algunos acontecimientos que develan parte de nuestro pasado y que sirven de piedra angular para intentar comprender ciertos “inexplicables” que hacen a las prácticas de la política argentina, la militancia y sus organizaciones; y aquellas otras que van construyendo nuestra cultura política.

Hay cuestiones que aun no están saldadas. A pocos días de comenzado el juicio, si bien asistieron varios miles de personas al inicio de tribunales federales, Córdoba entera debió estar de pie. Dos de los más importantes actores políticos durante los ’70, como fueron las organizaciones sindicales del peronismo y las grandes organizaciones estudiantiles, no estuvieron presentes - salvo por algunas agrupaciones independientes-. Tampoco podemos obviar que los medios nacionales cubrieron el juicio dentro de un panorama de noticias provinciales o en alguna sección dentro de “el país”. A ningún editor “se le olvida” –o no debería- que Menéndez fue aquel Comandante que decidía sobre la vida y la muerte de los habitantes de diez provincias argentinas (Córdoba, San Luis, Santiago del Estero, Salta, Jujuy, Catamarca, Tucumán, La Rioja, San Juan y Mendoza) convirtiéndose en un ícono del mas “federal” Terrorismo de Estado. 

¿30 años? Para esperar justicia son muchísimos años. Y a la vez, son sólo treinta años. En el tiempo, las secuelas aparecen, se repiten en cada momento donde el miedo y la desconfianza mina las posibilidades de encuentro para pensar y proyectar la política –y no ésa que las sucesivas dictaduras y el neoliberalismo pintaron de gris y le colgaron el cartel de propiedad privada-. Es parte de la historia reciente; los actores de este genocidio están aún en pie. ¿Cómo creer que es parte del “pasado” ?, y ¿cómo ignorar que nuestra presente se construye entre lo que fuimos y aquello que proyectamos en nuestras expectativas futuras? Desde allí, las disputas por la construcción de la memoria. Desde allí, que sean disputas por el futuro. 

En Argentina existió un genocidio. Desaparecidos y una sociedad que sobrevivió en medio del miedo y el horror. Los cuerpos llevan las marcas. Hay cuerpos que necesitan encontrarse, y otros que faltan.

*Periodista