Memorias para seguir luchando

"(...) las Avendaño son todo lo que el poder odia, pero mucho más que eso son todo lo que el pueblo ama y necesita. Por eso, como Juana bordaba en la Perla el bolso para las cositas de María Emilia y Amílcar, las Avendaño siguen bordando en el tejido de la historia del pueblo que resiste y avanza. Un tejido donde está escrita la justicia por Juana en una megacausa de lesa humanidad, donde puede vislumbrarse el sello de Viviana en cada conquista de libertades y derechos, donde puede palparse el aporte cotidiano de Pituca a la cultura y la comunicación popular. Aquel pájaro bordado en cautiverio, es hoy una bandada de pájaros en vuelo." Alexis Oliva

Les invitamos al homenaje a Juana, Vivi y Pituca Avendaño en el marco de la inauguración de "Memorias para seguir luchando" una intervención en el Espacio para la Memoria La Perla, el sábado 11 de junio a las 11 hs.

Esta actividad se propone como celebración de la vida de las Avendaño, tres compañeras presentes en las luchas populares por la justicia social desde la lucha revolucionaria, la comunicación y la educación popular. Un legado vivo que insiste en la búsqueda colectiva de otros mundos posibles.

En esta celebración estará presente Pituca, familiares, amigos y compañeros de las tres, nos acompañarán Típica Juvenil Chingolo y Aromito Caburé, y entre otres participantes estarán Alexis Oliva, Lucas Chami, Gabriela Morales y Silvia Vera Barros con quienes hemos ido tejiendo "memorias para seguir luchando". 

La propuesta es encontrarnos a compartir la palabra, a bordar memorias y sembrarlas, a disfrutar de la música para celebrar a Pituca, Juana y Vivi.

PABLA TERESA “PITUCA”

Pabla Teresa Avendaño, Pituca, nació en La Salinita, cerca de San José de las Salinas, el 10 de agosto de 1932. A raíz de la muerte de su abuelo Tristán Avendaño, obrero de la sal, Pituca se traslada junto a su madre a la ciudad de Córdoba. A sus 16 años fue mamá, tuvo a Juana del Carmen, diez años después a su hija Graciela Viviana, y luego adoptó a su hijo Fernando Ramón.  

Desde muy pequeña trabajó como mucama y niñera cama adentro en casas de familia. También trabajó como costurera en la fábrica textil Manal, donde fue delegada gremial y por razones políticas padeció varios días de cautiverio en el Buen Pastor. Tiempo después ingresó a trabajar en el Registro Civil, hasta su jubilación. 

Pituca es desde hace más de 30 años conductora del programa “El Tango y sus amigos” de la radio comunitaria 90.1FM Sur, y es la referente femenina del tango en Córdoba. 

Cercana ya a sus 90 años de vida, Pituca aún es reconocida por su compromiso social tanto en sus espacios de trabajo como en su querida Villa El Libertador: luchando por  mejorar la situación del barrio y de los trabajadores, exigiendo justicia por sus hijas junto a Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, cuidando de su familia, haciendo radio, contagiando su pasión por el tango. 

JUANA DEL CARMEN

Juana del Carmen nació el 21 de noviembre de 1948 en la ciudad de Córdoba. Es hija de Pabla Teresa Avendaño, Pituca, que la tuvo siendo muy joven. De niña fue criada por su madre y abuela, ambas trabajadoras de casas de familia. 
Susy, como la nombra su mamá, comenzó sus estudios iniciales como pupila en un internado de monjas de la ciudad de Córdoba. Por intermedio de Eva Duarte de Perón, a quien Pituca envió una carta, Juana hizo sus estudios primarios en el Hogar Escuela “Pablo Pizzurno”; y luego ingresó a la secundaria en el Instituto de Menores Remedios de Escalada de San Martín de la ciudad de Cosquín, donde se destacó en las competencias deportivas intercolegiales. Fue una excelente atleta, representaba a la escuela y a Cosquín en atletismo, vóley y pelota al cesto. Culminó sus estudios en el Instituto Sagrada Familia de la ciudad de Córdoba, egresando como maestra en 1968. 

A principios de la década del 70 participó de actividades juveniles de la parroquia de Villa El Libertador junto a su hermana Viviana. De la mano del padre Víctor Acha comenzó a trabajar como maestra en un jardín de infantes del barrio Mirizzi. En 1970 comenzó a estudiar Ciencias de la Educación en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. Allí conoció a José Guillermo Gómez y comenzó su militancia en el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP). Juana y José se casaron y tuvieron a María Emilia y Amílcar. 

José Guillermo y Juana, a quienes sus compañeros de militancia conocían como Simón y Susana, fueron perseguidos políticos. Presos durante la dictadura de Lanusse y luego liberados con la amnistía de Cámpora 1973, fueron secuestrados por la útima dictadura en Mayo de 1976 y llevados cautivos al Centro Clandestino de Detención Tortura y Exterminio "La Perla". José fue asesinado un mes después junto a otros compañeros y compañeras en un enfrentamiento  fraguado en  Las Tres Cascadas, cerca de Ascochinga, y sus restos descansan en Bell Ville, su ciudad natal. Juana fue sacada de La Perla en febrero de 1977 para ser asesinada junto a Tomás Di Toffino y Graciela González de Jensen. Tenía 27 años y aún continúa desaparecida. 

Algunos de los responsables de estos crímenes fueron juzgados y condenados en el Juicio Megacausa "La Perla-La Ribera-D2" (2012 - 2016).

VIVIANA

Graciela Viviana nació el 29 de noviembre de 1958 en la ciudad de Córdoba. Es hija de Pabla Teresa Avendaño, Pituca y hermana menor de Juana del Carmen. Cursó en la escuela primaria municipal Patricias Mendocinas y parte de la secundaria en la escuela Alejandro Carbó de barrio Comercial. A principios de la década del 70 participó de actividades juveniles de la parroquia de Villa El Libertador junto a su hermana Juana. En 1974 integró el Grupo de Teatro del barrio y comenzó su militancia en la Juventud Guevarista (JG). En 1975, con sólo 16 años de edad, es llevada cautiva junto a otros compañeros al D2 de la Policía, siendo trasladada a un instituto de adolescentes y a los pocos días llevada como presa política al Buen Pastor, luego a la Unidad Penitenciaria Nº1 (UP1) y por último a la cárcel de Devoto en la ciudad de Buenos Aires, de donde es liberada en 1981. 

Vivi participó de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre y de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas de Córdoba, y en 1984 se incorporó a la Federación Juvenil Comunista. Desde principios de los ‘90 inicia su militancia en el movimiento de lesbianas feministas y desarrolla un intenso trabajo desde la comunicación y la educación popular siendo una de las creadoras de la revista América Libre y  del Centro de educadores populares Juana Azurduy.

Residiendo en San Marcos Sierras, en el 2000 participa de los piquetes de los trabajadores de Cruz del Eje que son duramente reprimidos por el gobierno provincial, en ese contexto Vivi es amenazada por la policía y el 10 de junio víctima de un sospechoso accidente vial en la ruta 38, fallece junto a su compañera Laura Lucero. 

A pedido de sus compañeros desocupados sus restos descansan actualmente en Cruz del Eje.

“Tejido” por Alexis Oliva

Juana del Carmen y Viviana Avendaño son hijas y nietas de madres solteras. Su mamá Pabla, nuestra Pituca, se vino con su madre desde San José de las Salinas a Córdoba, empujadas por la pobreza en que cayeron tras la pérdida de su abuelo Tristán Avendaño, un obrero de la sal muerto en plena cosecha. En Córdoba conocerían en carne propia y ajena la explotación, la exclusión y los abusos, que alimentaron las rebeldías de la madre y de las hijas. Las Avendaño fueron militantes revolucionarias y víctimas del terrorismo de Estado. Juana como desaparecida junto a su esposo José Guillermo Gómez, Viviana como la presa política más joven de la dictadura en Córdoba, Pituca como madre obligada a duplicarse en la búsqueda y denuncia por su hija mayor y el cuidado y contención de la menor. Durante y después de la dictadura, cuando la libertad de Viviana le permitió fortalecer el reclamo de justicia por Juana y le contagió la alegría y el orgullo por la multiplicidad de militancias y luchas que abrazó. Luchas plenas de aquel sentido revolucionario que nunca abandonó, luchas no exentas de peligros, como lo demuestra su trágico final en aquella ruta en conflicto. Tan trágico como la pérdida de Amílcar, el hijo menor de Juana, víctima de la extensión del daño del terrorismo de Estado.

Las Avendaño son una familia de mujeres emblemáticas, una herética trinidad política, una célula revolucionaria donde está contenida el ADN de la conflictiva historia argentina. Como testimonio de una familia azotada por la matriz de inequidad económica y social de la sociedad argentina. Como paradigma de una familia flagelada por el terrorismo de Estado. Pero también como arquetipos de la resistencia psicológica del ser humano, de la capacidad de reinventarse a sí mismas, de afrontar y superar los propios miedos y depresiones, de cultivar amistades inquebrantables, de enamorarse y vivir la sexualidad y el amor en plenitud y libertad.  Y sobre todo como autoras e intérpretes de una oda a la militancia, con una sensibilidad y solidaridad inquebrantables, con una capacidad de lucha y construcción puesta al servicio de los demás, sin esperar retribuciones de ninguna índole y afrontando los peligros y los costos con valentía.
 
Por todo eso y más, las Avendaño son todo lo que el poder odia, pero mucho más que eso son todo lo que el pueblo ama y necesita. Por eso, como Juana bordaba en la Perla el bolso para las cositas de María Emilia y Amílcar, las Avendaño siguen bordando en el tejido de la historia del pueblo que resiste y avanza. Un tejido donde está escrita la justicia por Juana en una megacausa de lesa humanidad, donde puede vislumbrarse el sello de Viviana en cada conquista de libertades y derechos, donde puede palparse el aporte cotidiano de Pituca a la cultura y la comunicación popular. Aquel pájaro bordado en cautiverio, es hoy una bandada de pájaros en vuelo.